Desinfección, pautas a tener en cuenta.
En estas fechas del año, la mayor parte de los invernaderos de Almería están con el suelo plastificado, inmersos en este proceso. Suele ser unas fechas en las que se aprovecha para madrugar y reparar esa canalilla que se tenía pendiente, esa banda que empezaba a estar ya dañada, o aquella pequeña obra a la que siempre le estamos dando coba aprovechando el fresco de la mañana.
En este artículo vamos a centrarnos en explicar el proceso de desinfección y a identificar los 3 tipos que hay y cómo actúa. Una acción de la máxima importancia de cara a proteger nuestros futuros cultivos frente a los ataques de hongos y nemátodos.
Desinfección química
Existen en el mercado distintos tipos de desinfectantes de suelo (agrocelhone, dicloropropeno...) cuyo uso cada vez están más restringidos en aras de continuar con la reducción del uso de fitosanitarios. Para utilizar cualquiera de ellos, es imprescindible el sellado del suelo del invernadero y regar hasta intentar humedecer toda la superficie del suelo. El uso de estos desinfectantes está recomendado cuando las temperaturas a las que va a estar sometido el invernadero, no van a alcanzar un determinado rango. Si la temperatura sube demasiado, afectaría al producto haciendo que se volatilizase más rápidamente. Aunque el hecho de que suba la temperatura y reduzca la eficacia del producto, no quiere decir que se reduzca la eficacia de la desinfección. Ya que los patógenos acabarían desapareciendo, igualmente por el efecto de la solarización.
Solarización
Con este nombre es con el que se conoce vulgarmente al proceso de desinfección. Se trata de un proceso parecido a la pasteurización. Se trata de sellar al máximo el suelo de nuestro invernadero con un plástico transparente y con la cubierta limpia para permitir la máxima radiación y regar hasta conseguir humedecer la totalidad de la superficie e intentar conseguir que se eleve la temperatura del suelo lo más rápido posible durante al menos 4 semanas. En este tipo de desinfección, no se usa ningún tipo de desinfectante químico.
La mayor parte de hongos y nemátodos no serán capaces de sobrevivir a una temperatura superior a 50º centígrados. Sí somos capaces de conseguir que se alcance esta temperatura a 30 cm por debajo del suelo, habremos podido conseguir una desinfección de suelo eficaz.
Un error común en el que caen muchos agricultores, es el de continuar regando después de ese primer riego después de sellar. A parte de significar un desperdicio de agua, un bien escaso, supone una bajada de temperatura del suelo que puede dar un respiro a los patógenos que puedan estar ya pasándolo mal.
Biofumigación
Este tipo de fumigación es probablemente la más eficaz de todas, la más ecológica, (ya que no se usa ningún tipo de desinfectante químico) y a la vez la que mejor preparados dejará nuestros suelos para la siguiente campaña. No necesita altas temperaturas y consiste en la aplicación de materia orgánica fresca o los restos triturados de la cosecha anterior justo antes de sellar con plástico, y al igual que en los otros tipos de desinfección, regar hasta intentar cubrir de humedad toda la superficie.
La materia orgánica al descomponerse, libera diversos compuestos que son útiles a la hora de controlar los patógenos de suelo (amonio, nitratos, ácido sulfhídrico, ácidos orgánicos...) Es una desinfección basada en los mismos principios que en la desinfección con productos químicos. La única diferencia, es que éstos provienen de la materia orgánica en descomposición. Una ventaja añadida de este tipo de desinfección es el aporte de nutrientes y la mejora de la estructura biológica del suelo.
Un aspecto muy importante de este tipo de desinfección es que la materia orgánica debe estar en vías de descomposición. La mejor manera de identificar esa materia es el peculiar olor a amoníaco que debe desprender para que la fumigación sea efectiva. En caso de que se usen los propios restos vegetales del anterior cultivo, se debe de proceder con rapidez después de triturarlos, ya que es muy importante que los restos vegetales no lleguen a secarse. En cuyo caso, perdería prácticamente toda la capacidad de fumigación.
Para potenciar este tipo de desinfección, se pueden usar crucíferas (coles, coliflores, rábanos, nabos, brócoli, mostaza, etc.) ya que al descomponerse, liberan de forma natural isotiocianatos, que es la materia activa del metam sodio teniendo un gran efecto sobre hongos patógenos e insectos.